CLEMENTE DE JESUS LOPEZ , EL P.R.D. EN EL ESTADO DE OAXACA .

A la memoria de Ernesto Guevara de la Serna, el CHE, ejemplo y bandera
de  los pueblos de América en  la lucha por su emancipación

El PRD en Oaxaca se encuentra atrapado en un enorme dilema, involucrarse de manera activa en la construcción del proceso para construir la transición  en Oaxaca, o mantenerse como una de las viejas instituciones del pasado.       

Clemente Jesús López
La transición democrática, entendida ésta como el paso de un régimen profundamente autoritario a uno de corte democrático,  cuestión que implica entre otras cosas, el desmantelamiento de las viejas instituciones autoritarias y el diseño e instauración de nuevas y no como piensan algunos, el simple tránsito de una administración a otra, concretado en el acto de entrega recepción. Sabemos que ninguna transición a la democracia se puede llevar a cabo si no se cumplen varias premisas, la primera de ellas es que exista una profunda voluntad política del grupo gobernante para impulsar desde arriba los cambios que demanda la sociedad.  la segunda requiere de una decidida, planificada y activa participación de las fuerzas sociales involucradas en el proceso de cambio y del conjunto de la clase y sociedad política organizada en los partidos, en especial del bloque que compone el nuevo polo gobernante. La tercera consiste en un creciente activismo de la sociedad civil que actuante, propone, exige y vigila el proceso, demandando más y más avances en la democratización de si misma y del conjunto de las instituciones del Estado. La cuarta es la capacidad de respuesta y resistencia que pueda articular el conjunto de fuerzas sociales y políticas desplazadas del poder, si estas se oponen y niegan la posibilidad de los cambios, la transición avanzará a cuenta gotas y si por el contrario, estas asumen el papel que pueden jugar en el nuevo proceso, ayudarían a agilizarlo y obligarían al nuevo bloque gobernante a la búsqueda de acuerdos y consensos para es el establecimiento de una nueva normalidad institucional. Sin embargo casi nunca sucede que quienes pierden se sumen a los cambios que genere el proceso de manera natural, por el contrario, obstaculizan, resisten, boicotean o se mimetizan para generar parálisis en el actuar de las instituciones que aún no desaparecen e impedir el nacimiento de las nuevas. Si el nuevo bloque gobernante es incapaz de desmantelar el viejo régimen autoritario, las fuerzas que se oponen al tránsito democrático, estarán abonando por su retorno, pero, si en contraparte, las nuevas fuerzas políticas gobernantes, radicalizan sus acciones, profundizan y agilizan las transformaciones que demanda la sociedad, rediseñan el entramado institucional, fomentan el fortalecimiento de la vida democrática en todos sus aspectos, dan respuesta con eficacia y eficiencia a sus gobernados y sobre todo impiden el retorno de la vieja clase política autoritaria, estarán garantizando que la transición se oriente en beneficio de la inmensa mayoría de la sociedad. Desde luego que todo ello requiere de una orientación ideológica compartida pero clara, con rumbo, estrategias y objetivos definidos encaminados a obtener para la sociedad, una verdadera transición democrática y no quedarse en una simple alternancia de personajes en el gobierno.

Las verdaderas transiciones democráticas han pasado por el desmantelamiento del viejo régimen autoritario, algunas han llegado hasta las raíces como la española o la  chilena. En una transición democrática se construyen nuevas relaciones de poder político, basadas en métodos y formas de gobernar  con la gente, y sobre todo, se fomentan nuevas relaciones de producción e intercambio que permiten impulsar el desarrollo económico y social. El surgimiento y creación de nuevas instituciones democráticas no son otra cosa que el reflejo en la superestructura del Estado de la nueva realidad política y social circundante. Por ello esta debe traducirse en la consolidación de un bloque histórico gobernante, tanto en el poder ejecutivo, como en el judicial y especialmente en el legislativo, que lleve a la práctica el programa que le dio origen tendiente a generar los cambios de fondo que la sociedad oaxaqueña demanda con urgencia. En ese terreno la transición democrática no será posible sin la decidida participación de los partidos políticos y en especial del PRD. Cogobernar juntos, impulsar el proyecto democrático juntos, coexistir y compartir responsabilidades conjuntas en la tarea de gobernar con otras fuerzas políticas, en los marcos de una amplia pluralidad, garantizará sin duda alguna el proceso de transición democrática en Oaxaca. Para ello esta fuerza política debe representarse de manera distinta, potenciando las cualidades y capacidades de sus cuadros militantes, los perfiles de honradez, compromiso, formación política e ideológica y profesional de sus miembros y entrar en un intenso proceso de reflexión teórica, reorganización de sus afiliados, redefinición de sus estrategias y democratización a fondo de sus estructuras, sin mezquindades ni exclusionismos, el momento histórico de la transición no sólo se lo demanda, sino que se lo exige.


Por: Clemente Jesús López
Militante de la Izquierda Comunista Columnista y Analista Político.

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